
Sin duda una de las dificultades mayores que enfrentan nuestros jóvenes no solo en Latinoamérica sino probablemente en el mundo es la presión social. Esta presión es mucho más evidente y peligrosa cuando se trata de sus contemporáneos y el "estar de moda" o sentirse incluido dentro del grupo.
Drogas, sexo, moda, vocabulario y muchos otros temas están inmersos en esta problemática. Sin duda los medios como la televisión e Internet especialmente a través de las redes sociales modernas como My Space, Facebock, Hi5 y otros similares se han vuelto promotores de una presión creciente.
Para el joven y la señorita en edades de pre adolescencia y adolescencia esto es un asunto de vital importancia, ser aceptado, tener amigos, ser parte de un grupo son elementos que a su juicio son prioritarios. Claro quizá nos es solo así para los chicos y chicas, lo es también para muchos adultos. Pero definitivamente en medular en el caso de quienes están desarrollándose, conociéndose a sí mismos e identificando su personalidad en la sociedad.
En esta etapa de la vida la capacidad de tomar decisiones tiene que ver con la educación recibida y con las experiencias de aprendizaje. Y es precisamente ahí a la hora de tomar decisiones donde los jóvenes del siglo XXI son más vulnerables, pues parece ser más importante ser parte de la colectividad, pues al fin y al cabo "todos lo están haciendo".
Participe hace algunos años en charlas para adolescentes basadas en el material denominado "El sexo las mentiras y la verdad" y algunos otros materiales sobre drogas y adicciones. Estos programas no solo resaltaban la importancia de fortalecer los valores morales entre los jóvenes sino de enfatizar en valores espirituales que dan sentido a la vida.
Yo creo que hay esperanza para nuestra sociedad, no todos los muchachos están imbuidos en el desenfreno que la sociedad los empuja, muchos padres de familia y educadores siguen luchando por formar en los muchachos y muchachas sólidos preceptos morales y espirituales.
Sin duda no podemos olvidar la importancia de anteponer a Dios como la principal fuente de esperanza para salvaguardar la vida de nuestros jóvenes y como Job el singular personaje de la antigüedad se requiere clamar al cielo diariamente por un milagro para sus vidas, nuestras familias y nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario